lunes, 24 de agosto de 2015

jkdj

Volvía de Mercadona y he tenido la necesidad de escribir. Una vez aquí no sé qué poner, cómo expresar lo que siento. O lo que no siento.
Soy demasiado indecisa. Y demasiado siempre es malo, es lo único que aprendí en la academia en Oxford.
¿Soy bipolar o soy idiota?
La felicidad es ese sentimiento que...
el amor es ese estado de ánimo que...
O al igual me he liado.
Como con todo, no hago más que liarme, liarlo, liarte.
Creo que he bebido demasiadas películas Disney, demasiadas comedias románticas y demasiado Bukowski, Cortázar, Sartre o Camus. Creo que no sé sentir.

Estoy aquí. Medio desnuda y semivestida. No me sé desnudar de sentimientos y no sé qué ponerme esta tarde.

Los niños son muy felices y me acuerdo del cuento de Rafa Pons.
"Dos niños juegan en la arena. El pequeño, de apenas un año y medio, disfruta echándose en la boca una palita de plástico y sonríe ensimismado mirando el mar. Mientras, su compañera, con tres años recién cumplidos, gira sobre sí misma gritando de alegría hasta caer rendida en el suelo muerta de risa.

Hoy tú y yo, desnudos en esta playa medio desierta, fumando y cabalgándonos bajo la luz de la luna, emulamos esa felicidad y casi, casi lo logramos.Qué putada crecer. Qué mierda que solo podamos ser plenamente felices cuando somos absolutamente libres."

Querría saber la historia de los señores que nombran cada calle. ¿Quién Alonso Martínez? ¿Por qué ahí? ¿Qué hizo exactamente Manuela Malasaña? ¿Y por qué, de pronto Bilbao o Menorca? ¿No hay suficiente gente importante que destacar? ¿Tendrá algún día una calle mi nombre?

Quiero que vuelva mi gran amor. TJ. Me apetece, de pronto, ver La banda del patio.

Soy obsesiva, borde, egoísta, orgullosa y soberbia.
Soy infantil y comilona. Como mucho, me encanta comer y si estoy nerviosa o tengo ansiedad como por diez.
Por diez gordos.
Soy miedica y cómoda, me cuesta vencerme.
Tengo amigos. Tengo muy buenos amigos. Amigos que no merezco porque no les cuido. Y eso está mal.
Doy gracias cada día, aunque esté de mal humor.
Sonrío bastante y me gusta mi sonrisa. Casi 10 años con ortodoncia deben notarse.
Quiero ser importante. No solo para la vida de ciertas personas.
Quiero marcar a la gente, quiero que dentro de 10 años algún compañero de la universidad con el que no haya salido demasiado sepa que estuvimos en la misma clase.
Creo que venimos a dejar huella, a que se nos recuerde, a ser felices y a hacer felices, a facilitar la vida del resto del mundo.
Y por eso también adoro recordar a las personas de mi colegio, o de mi comunidad, o de algún campamento. Gente que me haya aportado algo, no necesariamente intelectual ni, por supuesto, material. Cualquier momento me vale.
Además me gustaría ser importante profesionalmente hablando.
Pero eso ya es otro tema. Aun no sé lo que querré. Tan pronto quiero trabajar contra las empresas, ser una sindicalista de pies a cabeza, ser el apoyo de aquellos que lo pasan mal por culpa de una sociedad capitalista extrema, como quiero ser parte de esa empresa.
Vuelvo a querer ser esa persona de recursos humanos encargada del despido de personas que "ya no son útiles". Para según que puestos. Pienso que son momentos duros, que la gente necesita en quien apoyarse, alguien que no sea el sindicato, alguien que mejore las cosas desde dentro porque, aun con todo, las empresas están para reportar beneficios a la sociedad, no solo a su sociedad. Pienso que si yo estuviera dentro no habría niños tailandeses cosiendo para Nike. Porque no lo permitiría. Y pienso que el futuro desempleado sería más feliz si no le trataran como ganado.

A veces me gusta pensar.

Soy muy sensible, lloro mucho, me encanta llorar.
Pero lloro más con un buen libro, un cuadro, una escultura o una película que por mi propia vida.
Porque soy indecisa.
Y porque siempre tengo la esperanza de la mejoría. Pienso que, como Leibniz, vivimos en el mejor de los mundos posibles y eso es maravilloso.
La sorpresa de los niños, la cara de pasmo de Frodo Bolson, la alegría de unos padres con las carcajadas de su hijo, una bofetada, el pelo de Yoda o el chocolate. La música, los besos, las cosquillas y mi alfabetización. Todo eso se ha inventado para que seamos felices. Y, joder, conmigo siempre lo consiguen.

Soy demasiado fácil de convencer.
A ver si me tatúo ya.

Me voy, que llego tarde.