miércoles, 22 de abril de 2015

Y eso

Hoy me desperté feliz y luego dolorida así que se me enturbió el día. Luego fui a clase de inglés y me fui antes, qué suplicio. Luego no hice nada en toda la mañana, así que estuve feliz, y comí y me duché y salí de casa pronto, quería comprarme el libro que me voy a regalar mañana por Sant Jordi. Que nunca he celebrado Sant Jordi pero nunca es mal momento para regalar(se) un libro. O una rosa. O ambas cosas. Fui a clase, empecé contenta y luego fue caca porque se me hizo eterna, me moría, agonizaba, estaba en una muerte lenta y dolorosa causada por el aburrimiento y el hastío que la pobre mujer de Seguridad Social me produce, y eso que la admiro mucho, pero a veces es tediosa con ganas. Luego me estresé un poco, porque no he empezado a estudiar nada. Luego me alegré porque sé que puedo (soy realista jeje). Y luego me bajé a la cafetería porque tenía que repartir créditos de un ciclo de cine que ni siquiera he organizado. Los señores de la cafetería me echaron después de dar dos en 10 minutos. De reloj. Y a los dos mismos chicos de siempre, los que huelen a porro, la rubia y el otro chiquito, que son un par de empanaos de la vida, que les pides que firmen un "Rajoy te queremos" y lo firman. Y bueno, me he indignado un poco. Y luego me he comprado un montón de monedas de chocolate en un chino mientras esperaba al autobús. Y he reflexionado: ¿por qué son monedas de chocolate y no números o letras? ¿Por qué no nos enseñan a amar (porque al chocolate se le ama) la ciencia, el conocimiento, el saber, el aprendizaje? Nos lo inculcan como algo aburrido. Y lo asimilamos. Y nada, lo he escrito en mi Twitter. Y luego he escuchado a unas mujeres quejándose, hablando de un niño enfermito (hijo de una) y del contrato de trabajo de esa madre y de su jefe y de sus vacaciones.. y me hubiera encantado saber muchas cosas, mucho de derecho laboral, de derecho del trabajo, de contratos de trabajo, de seguridad social... y si supiera algo creo que las habría aconsejado. Digo creo porque luego soy muy tímida y me cuesta mucho, a veces, hasta hacer algo bueno. A veces dudo, siquiera, si se lo tomarían bien. La gente siempre está a la defensiva y ni acepta la ayuda. Es terrible. Me bajé del bus y fui en busca de un libro, a El Corte Inglés. Una señora muy maja me ha atendido y he sido un poco más feliz, se me fue la indignación, nos reimos mucho. Creo que fue medio minuto divertido. Seguro que a ella también se lo pareció. No tenían el maldito libro, di una vuelta y me fui. La calle del cole pero ni un profe. Un motorista tocó el claxon porque en esa calle siempre cruzan mal y eso que hay semáforo. La gente es poco civilizada. Luego bajé, me desvié porque quería ver mi rincón favorito de Madrid. Hacía mucho que no lo veía a estas horas, con la luz cayendo ya pero todavía el sol brillando. De camino me apetecieron desayunos, meriendas y cenas por 2 €. Y una hamburguesa que tenía muy buena pinta del VIPS, y una ensalada de Rodilla de una marquesina. Maldita publicidad. Luego no me apeteció nada porque pasé por una tienda de dietética y nutrición y cosas sanas y esas cosas. Y cuando pasas delante de una de esas con el bolsillo de la chupa lleno de monedas de chocolate y te cuesta meterte en los vaqueros te replanteas tu vida. Luego se me pasó porque vi mi rincón favorito de Madrid. Me emocioné. Estaba espectacular, de verdad. Luego un montón de gente muy feliz, paseando, con sus hijos, solos, en pareja, con sus perros. Y gente deportista, con la bici, con el chandal, con una pelota. Luego vi otra marquesina con una ensalada de Rodilla y me apeteció. Luego paré en el semáforo y la tienda de al lado era de deportivas y me des-apeteció la grasa escondida de la ensalada. Maldita publicidad. Entré en el Retiro previa sacada de foto. Gente feliz y sin nada que hacer, envidia absoluta. Gente tirada, gente paseando, gente con bebés, niños, muchos niños, muchas parejas, un señor en un banco, gente corriendo. Qué manía, qué moda mas tonta la de correr. Me sentí mal. Luego me llegó un mensaje. Y me puse feliz, ponía "te quiero". Nos acostumbramos muy fácilmente a lo bueno y eso no me gusta. Y eso. Ya me volvía a casa cuando se me escapó un"gilipollas" en bajito porque un señor conductor de coche arrancó cuando estaba cruzando, en verde, soy civilizada. Luego vi un coche rosa y me acordé de que no había empezado con el carnet de conducir. Y eso es mal. Y la calle estaba vacía. Me encanta cuando mi calle está recién asfaltada y sin un coche y puedes mirar hacia lo lejos y no hay ni un coche, y la ves limpia y negra y blanca y bueno, bonita. Luego subí en ascensor con una vecina sorda que me preguntaba si venía de la uni o de estar con el novio. No me oyó pero me dijo "qué pelo más mono" y me hizo un poco más feliz. Está sorda pero ciega no, tendría que ser muy malo el dios en el que creéis para darle dos maldiciones a la misma persona. Luego pensé que menos mal que yo no tenía nada malo. Que tengo que adelgazar y estudiar y que hoy estoy un poco de mal humor y que soy un poco borde y bueno, muchas cosas. Pero ando, malbailo, hablo, grito, canto, siento, toco, veo, oigo, escucho y paso. Y huelo. Y hoy olía todo muy bien. O el chocolate me llegaba hasta las glándulas olfativas que haya en la nariz. Pero me gustaba. Y he llegado a casa y todo bien. Y nada. Y todo. Que gracias. Que es una palabra muy bonita que o usamos poco o usamos mucho porque nos acostumbramos rápido a lo bueno. Estoy deseando acabar y ponerme a saltar a la comba en el parque.

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