lunes, 9 de noviembre de 2015

Take me into your loving arms

Ese momento en el que te das cuenta de que los libros mienten cuando dicen que se para el tiempo. Me pasa lo contrario, se acelera el tiempo, tengo un cronófago a mi lado e intento plasmar en mi cabeza cada instante, cada sentimiento. 
Me pasa, que, a veces, querría ser Paper la de Las Embrujadas. Y parar todo lo que hay a mi alrededor, el tiempo, las personas, el mundo, la vida... menos a mi misma. Y descongelarte a ti. 

Ese momento en el que te das cuenta de que no echas nada de menos. Ni de más. Y te haces consciente de que, si solo pudieras hacer algo el resto de tu vida, sería eso, sería así, sería con él.
Yo todavía no estoy preparada para darlo todo por alguien. Y con todo me refiero a mi falso yo, al de mis padres. Pero si se me propusiera la opción de cambiar mis cosas, las materiales, mi ropa, mi dinero, o lo que sí me ha costado un esfuerzo, mis notas, mis matrículas de honor, mi currículum... si pudiera cambiarlo todo eso por borrar la concepción de mis padres... lo haría. Y podría pasar todo el tiempo que quisiera contigo, tirados, sin preocupaciones, o con preocupaciones, pero juntos. Y no sé. 

Me siento bien, y eso es lo más bonito. Gracias por darme tanto, siempre, a pesar de tanto y, sobre todo, tanto.

No hay comentarios:

Publicar un comentario