sábado, 27 de septiembre de 2014

"Los niños que comen pan como caramelos, no saben que esto es el cielo"

Pedro Pastor dice que está harto de mil cosas.
Le secundo.
Estoy harta. 
Harta de que querer un mundo mejor sea utópico.
Harta de que no querer estar con nadie sea extraño.
Harta porque no necesitar a nadie no es algo malo, sino bueno.
Harta de ser rara porque la estética es importante, la belleza es importante y porque el arte es importante. Harta de que la música no sea arte porque cuatro lelos no la entiendan, harta de que la pintura sí sea arte, sobre todo si son las Meninas, pero si pones a un palurdo delante de un Tapies te dice que es una mamarrachada. 
Harta de que la gente no se pare delante de la vida, de las personas, de la calle, del mundo, para darse cuenta de la maravilla que tienen delante.
Harta de mí misma cuando no sé decidir.
Harta de no saber si prefiero ser rica o pobre, porque según con quién vaya necesito unas cosas u otras.
Harta de querer comprarme toda la ropa del mundo.
Harta de que la ropa no sea lo suficientemente 'in' si no va rota por donde debe ir rota.
Harta de que si es de mercadillo no debes decirlo, pero que si es de Zara o de Nike sí. Y que eso no te averüence porque son niños los que cosen la puta moda de este país.
Harta de que no sea solo este país, sino también el otro, y ese de ahí, y ese, y todo occidente.
Harta de que el desarrollo sea lo positivo, entendiendo desarrollo como líder e ídolo a EEUU, país de ladrones, o de pobres. País de miseria espiritual, país de comida basura, y somos lo que comemos, país capitalista por bandera. Harta de que el Tío Sam sea nuestro ejemplo a seguir en lo económico, cuando están en la mierda. De que ellos sean nuestro deseo, sean nuestros potenciales 'yoes' porque su mercado está muy bien, allí todo es barato. Y es que tienen dinero porque exportan armas. Armas para matar a los padres de los pobres críos que están cosiendo sus camisetas tallas XXXL porque no caben en tallas que dejarán de ser normales porque será eso lo guay. 
Harta de que te vendan comida basura, comida de engorde, y dinero a la vez que te venden la talla 32 como cánon de belleza normal. ¿Normal? Enfermo.
Harta de que el tabaco, el alcohol sean legales pero muy nocivos. Un gobierno con criterio prohibiría algo que fuese tan perjudicial. O permitiría eso al igual que permitiría la yerba. Eso no, pero la prostitución sí.
Harta del déficit de amor que tiene la sociedad.
Harta de los prejuicios que todos, todos, tenemos instalados en nuestras cabezas.
Harta de que si te sonríen por la calle es por algo malo, porque algo traman, o porque te conocen.
Harta de la mala educación.
Harta de la impasiviidad ante las desgracias de otros lugares.
Harta de esa necia idea de fronteras si se trata de que África o Sudamérica son los que quieren entrar.
Harta de la necia idea de globalización si Europa, América o China vienen aquí, porque están en auge.
Harta de la necia idea de deslocalización como maltrato de España a India, pero no de Senegal a España, porque ellos... ¡vienen a quedarse nuestro dinero!
Harta de la ridiculización española a sudamérica con la frase "vienen a quedarse nuestro dinero y violar a nuestras mujeres", cuando aquí se tiene miedo, en esta puta época de crisis, de los extranjeros pobres no vayan a quedarse nuestro dinero y trabajo. Nuestras mujeres nos dan igual.
Harta de esta puta crisis que lo único que está haciendo es extrapolar gilipolleces.
Harta de esta puta crisis y de la puta memoria del ser humano, porque ya no recordamos por qué fue causada. Harta de mi memoria porque yo sí lo recuerdo: la mala gestión de Lehman Brothers, que era una compañia financiera.
Harta de la necesidad del dinero.
Harta de la corrupción del dinero.
Harta de la corrupción en el poder.
Harta del poder.
Harta de la democracia inexistente. De la mala gestión del dinero público. De las estúpidas universidades inútiles que no enseñan lo que y como deberían.
Harta de la estupidez humana.

Y enamorada de la estupidez humana. Porque cada vez veo más cosas bonitas en el universo, cada vez la vida me sonríe más, cada vez conozco más gente que, quizá no vale toda la pena del mundo pero sí valen bien dos cubatas y unas risas. 

<<Nací para robar rosas de las avenidas de la muerte.>>
Bukowski

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