viernes, 19 de septiembre de 2014

"Y que si tú no te hubieras ido tendría la cabeza en su sitio y joder eso sí que da miedo"

Hay poesías que hablan de amor y desamor.
Hay poesías que hacen que se te ponga la piel de gallina.
Hay poesías que consiguen
que los ojos se inunden de emociones,
que la garganta se colapse de sentimientos,
que el corazón se abroche, atado con una doble lazada de angustia y sensación,
que la piel repela el aire que no sea el expirado de tus pulmones.

De lo que no advierten las poesías
- ni los malditos poetas -
es que todo eso es tan verdad como la propia existencia.
De lo que no advierten
es del miedo que da precipitarse
al absimo,
al vacío
a algo a lo que nunca te vas a acostumbrar.
No un vacío sentimental,
ni siquiera un vacío físico:
sola en la cama, en el bus o en El Retiro
o en Fuente del Berro, o en ningún sitio,
por cobarde.

De lo que no advierten es del miedo que da
despertarse y acostarse,
acostarse y despertarse,
y esperar
esperar,
y esperar,
y no recibir un guasap,
y no ver a nadie que te haga sentir lo que otro hacía,
y no ver a nadie al que hacer sentir como al él hacías,
y no ver a nadie al que pillar
mirándote mirándole
de esa manera.
Como si el resto del mundo no estuviera,
como si fuese verdad que solo los dos
existiérais en esta vida,
que, aun corrupta, es maravillosa.

Mirarle como se mira a la perfección,
como deben mirar a Dios los creyentes
con miedo de tener el síndrome de Stendhal
por si te desmayaras.

Y sentirse mirada como si fueses perfecta, a veces,
como si nada más existiera,
como cuando oías, de su boca, ese "preciosa"
que era mejor que cualquier poesía, cualquier poeta, o cualquier cantautor.

Los poetas no dicen
el miedo que se siente
cuando sabes que nunca más vas a sentir lo que sentiste.
Los poetas,
que son unos enamorados de la vida,
se enamoran "en cada esquina de cualquiera que quiera".
Pero, yo, que soy el común de los mortales
os advierto, aviso, aconsejo, indico, repaso y comunico
que DUELE.
Duele saber que no te vas a desnudar
ni te interesa que nadie se desnude, ante ti,
porque, otro, se desnudó para ti
y ahora, probablemente, se desnude de ti,
y ahora, probablemente, intente quitarse esa piel
que besaste, acariciaste, sentiste y quisiste,
porque no era tuya,
y adueñarse de la propiedad ajena es un delito,
y, como será abogado, quizá penalista,
sabrá que es un delito tipificado en la Ley,
en no sé qué artículo del Código Penal,
la suerte, es que, si se te juzga
la sentencia no puede ser más severa
que esa cárcel
en
la
que
ya
vives
porque un principio regulador del derecho
es la vida, y la has perdido, con él.
y otro principio
es la libertad,
y la has perdido, cuando se fue.

Así que
que me juzgue,
que no necesito
defensor del pueblo,
ni abogado de oficio,
ni a mi papá, que es abogado,
porque
daría lo que fuera
porque se me juzgara
que será laxamente de lo que lo estoy haciendo yo ahora.

<<Quiero tardar una vida entera en desnudarte amor,
como si no doliera >>
Diego Tello


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