jueves, 31 de julio de 2014

¡Ay, mamá!

Ya está.
La despedida definitiva. 
El regalo más grande.
Está decidido, no hay más.
Ya no hay vuelta de hoja. Ni derecho, ni complutense.
Ya no hay envés en ninguna hoja.
Ya no hay una cosa enterrada en un parque, jardín particular, bajo un árbol. 
Ya no está esa cápsula del tiempo.
Sí está, en cambio, un banco del mismo parque, garabateado dos veces. Firmado dos veces, a prueba de vándalos. Un banco con típex, con dos iniciales, con dos nombres, con dos personas, en definitiva, latiendo, desbocadas, nerviosas, amantes, inseparables, ingenuos.
Dos ya separados, latiendo aún, quizá, el uno por el otro. Ya no amantes, a lo peor todavía algo ingenuos.
Un tuit,  entonces, una fotografía bastan.
Me gustas cuando callas porque estás como ausente.
Distante y dolorosa como si huieras muerto.
Una palabra entonces, una sonrisa bastan.
Y estoy alegre, alegre de que no sea cierto.
Una nota de audio perdida, de un guasap perdido, de un número perdido.
Para mi corazón basta tu pecho,
para tu libertad bastan mis alas.
Desde mi boca llegará hasta el cielo
lo que estaba dormido sobre tu alma.
Un peluche, nunca olvidado en una cama nunca compartida. Un peluche con una grabación escondida.
Una caja llena de recuerdos, recién ordenados, recién limpiados, todavía no empolvados.
Una memoria llena de recuerdos, todavía desordenados, todavía ininteligibles, todavía en ti pero sin ti.
Una memoria de móvil ya vacía, volcada en la de un portátil bien tratado, contigo.
Una cámara de fotos solicitada expresamente por ti, para ti, por y para nosotros.
Ay, yo que sé.
Muchas cosas tuyas.
Mil terrazas, mil plazas, mil rincones, mil calles, mil parques, mil buses, mil metros. Mil sustos, mil broncas, mil gritos, mil besos. Miles de millones de recuerdos, de cosas, de chorradas, de tonterías, de palabras, de complicidades, de apretones de manos, de semáforos con y sin beso. Miles de búsquedas de ojos, miles de planes, de pelis por ver, de cosas que comer.
30 crispy chicken.
Un recorrido turístico por todos los VIPS de la ciudad.
Un Fosters Holliwood insolvente.
Una tarjeta de crédito vacía.
Una soledad que, solo tú, tú, podrías llenar.
Un sueño escalofriante, una pesadilla.
Un adiós que, para mí, como siempre, sí maquillaba un hasta luego.
Una dureza de corazón irreal y falsa.
Una sociedad de mi apariencia, queriendome mostrar fuerte, valiente, indolora, insonora, incolora e insípida.
Una canción que todavía no puedo canturrear si la pienso pero sí si la grito.
Dos años atrás, justo dos años atrás, en el Bernabéu. Tú yendo de guay. Yo encandilada, mirándote, embobada, estúpida María que no eres así, viendo como mirabas todo, como, todo lo que te rodeaba te gustaba.
Una Inca Cola, por favor.
Unas rancheras y unos boleros cantados a las 3 de la mañana.
Una azotea, antes más bonita, más completa, con más estrellas y con mejores vistas, y con Madrid de fondo también, que es precioso.
Un timo de sangría.
Un tinto de verano.
Una hoja de reclamaciones, por favor.
Unos SanJuanes precipitados.
Unas fiestas inexistentes.
Una angustia.
Una felicidad. Una felicidad. Una felicidad.
Una felicidad en su estado más puro, más palpable, más amoroso.
Reitero mi escepticismo en el amor correspondido y no idealizado.
Reitero mi escepticismo como algo eterno.
Pero chillo, vocifero, susurro y murmuro.
Por más que yo me desgaíñito, pateo, lloro y grito, él ya no viene, escarmentado, y el lobo me devora la manada.
Fábulas, cuentos, chistes, historias, tonterías.
Derecho nunca será más que un doble grado. Pero yo no podría hacerlo.
Historia siempre es tuya.
Confuncio, Hitler, Mein Kampf.
Mi lucha.
Lecturas extrañas e inconclusas. Siempre tuyas.
Chonitemones, guachupinadas, perreo, salseo, merengueo, bachateo, incluso vals. Siempre tuyos.
Todo lo que sea de moverse, siempre tuyo.
Fútbol 11. Fútbol 7.
Colombia. Taj Mahal.
Moncloa. 100 Montaditos.
Nunca sureña. Nunca emborracharnos. Nunca comer por las calles.
Un perrito caliente en sol.
Montera. Rodilla.
Nunca mis amigos.
Nunca los tuyos.
Nunca tu familia.
Nunca confianza.
Y siempre tú.
Y siempre perfecto.
Y siempre embobada.
Y siempre viéndonos.
Y estoy deseando acabar el año del gimnasio porque no lo soporto. Porque me gusta hacer ejercicio pero no tanto.
Porque quiero verte, porque no.
Porque las niñás bonitas no pagan dinero, y yo no soy bonita ni lo quiero ser. Porque nunca barquitas de El Rettiro.
Porque sí un ultra tour europeo por Torrejón de Ardoz.
Porque sí hablábamos de muchas cosas, de muchos sitios.
Porque en verdad, al final todo se reducía a sentimientos.
Ya no sé que contarte, que no te haya contado ya
ya no sé que besarte, que no te haya besado ya.
Porque esto es solo una aproximación.
Porque yo pienso en aquella tarde cuando me arrepentí de todo, daría todo lo daría por estar contigo y no sentirme solo.
Porque, por tan poca cosa...
Porque valió la pena, lo que era nesesario* para estar contigo amor, tu eres una bendición, las horas y la vida a tu lado, nena, están para vivirlas pero a tu manera, ENHORABUENA.



<<Cuán presto se va el placer,
cómo, después de acordado,
da dolor.>>  J. Manrique.

No hay comentarios:

Publicar un comentario