viernes, 18 de julio de 2014

No les perdono bajo ningún pretexto que no sepan volar

Smoke weed.
Be happy. Don't worry.
Fly.
Jazz cigarettes.
Si eres feliz no tienes inspiración, y así pasa.

Todas las obras de arte, las buenas, las que de verdad valen la pena, son deprimentes: de Neruda a Marwan pasando, obviamente, por Cortázar, Benedetti y mil más. De Chopin a Rafa Pons, pasando por Los Rolling, Los Beatles, Sabina, Serrat y los Flores. De Dalí a Tapies, Sorolla o Frida Kahlo. Rodin, Shah Jahan, Woody Allen o W. Dinsey (?).

20 poemas de amor y una canción desesperada, La triste historia de tu cuerpo sobre el mío, Rayuela. Tristesse, Supongo. Muchacha en la ventana. El beso. El Taj Mahal. Annie Hall. Lo que el viento se llevó

Estamos rodeados de tristeza. Nadando en una especie de valle de lágrimas. Flotando entre la mierda ajena. Recreándonos, amenizando nuestras vidas gracias al sufrimiento de otros. 
Cuánto no debió sufrir Pablito Neruda para escribir como para acercarla mi mirada la busca /mi corazón la busca y ella no está conmigo. / La misma noche que hace blanquear los mismos árboles /nosotros los de entonces ya no somos los mismos.

Vamos a museos, a conciertos, al cine, y lo que nos emociona salió antes de los sentimientos de alguien que no éramos nosotros. Escuchamos una canción, leemos un libro, y nos sentimos identificados, nosotros, los que nos creíamos únicos, los más pobrecitos de este mundo, "¿cómo alguien va a haber pasado lo mismo que yo? Pero si me ha dejado! Pero si yo le quería, le quería de verdad." Y de pronto, nos encontramos con que un tal Dani Flaco sintió lo mismo hace 2 años. O que un tal Julio Cortázar también andaba sin buscar sabiendo que iba a encontrar al amor de su vida, que, por idiota, perdió, pero que sí, todos lo sabemos, era el amor de su vida. 
De pronto nos damos de bruces con la realidad. Y es que no somos únicos e irrepetibles, o al menos no lo son nuestros sentimientos simplificados (hallando el mínimo común múltiplo como si fuera una fracción o como narices se simplifiquen sentimientos), mucha gente los ha sentido antes.

No sé qué clase de justicia existe en el mundo cuando no consolar bien a un conocido está mal, pero salimos impunes cuando nuestras actividades de ocio giran entorno a obras obtenidas a base de muchas lágrimas, porque las musas de los genios deben ser un poco cabronas y van a ellos en su máximo esplendor cuando el amor de sus vidas se acaba de escapar de entre sus manos, cuando alguien se muere o, en definitiva, cuando están sumamente tristes..


<<De otro, será de otro. Como antes de mis besos.
Su voz, su cuerpo claro. Sus ojos infinitos.

Ya no la quiero, es cierto, pero tal vez la quiero.
Es tan corto el amor, y es tan largo el olvido.

Porque en noches como esta la tuve entre mis brazos
mi alma no se contenta con haberla perdido.

Aunque este sea el último dolor que ella me causa,
y estos sean los últimos versos que yo le escribo>>


P. Neruda


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