martes, 8 de julio de 2014

"Vivir es obstinarse en cumplir un recuerdo" - René Char

Qué puñeteros son los recuerdos. Sí, sí, he dicho una palabra fea. Pero, es que, ¡jolines!

Todo el mundo cambia(mos), eso siempre lo he tenido claro. Cambiamos nuestras actitudes, nuestra forma de darnos a conocer y la cantidad de nosotros que mostramos. Quizá nos empezamos a mostrar tal cual somos, o eso es lo que deberíamos hacer porque la madurez que se va adquieriendo debería influir sobre ello: en dejarnos de tonterías, de querer hacernos los guayses y hacernos los nosotros mismos.
Lo que da pena es ver cómo la gente a la que tú conocías ya no existe. Cómo tu mejor amiga es tu amiga porque os unen años, recuerdos, historias, gente en común y cariño mucho cariño. 

Pero ya ni yo soy yo, ni ella es ella, ni nada es nada; ni hay colegio, ni hay uniforme, ni hay tonteo con chicos en común para ligarmelo yo porque antes era yo más guapa y ella no era tan guarri, ni nada de nada.

Cómo algunas de las cosas que dijimos que nunca haríamos las acabamos haciendo. Y cómo otras cosas no han cambiado nada. Igual de acomplejada, igual de tonta, igual de presumida, igual de introvertida solo que esforzándote más, igual de payasa...

Cómo en determinados aspectos se consigue esa madurez para mostrarnos tal y como somos, tal y como nos reimos, tal y como hablamos. Las tonterías que soltamos por la boca, una tras otra, una tras otra... sin ir pedo, sin ir borracho, sin ir ebrio, sin ir mal.

Y descubrir quiénes son los importantes, con quién se está a gusto, tranquilo, en paz. Con quién no te hace falta meter tripota ni saber jugar a las palas ni a las cartas bien, porque lo importante es lo que te ries y el rato que pasas y no el hacerlo bien.

Que hoy es el presente y según la RAE un presente es un regalo.



<< Cómo, después de acordado,
da dolor;
cómo, a nuestro parecer,
cualquiera tiempo pasado
fue mejor.>>
                    Jorge Manrique
 

No hay comentarios:

Publicar un comentario